domingo, 24 de marzo de 2013

Tuberculosis y Pruebas de tamizaje

Infortunadamente, no existe una prueba de oro para detectar los individuos sanos infectados con M. tuberculosis. En su ausencia, la prueba de la tuberculina se ha utilizado por más de 100 años como tamizaje para tuberculosis latente. Esta prueba consiste en la inyección intradérmica de un complejo de antígenos (derivado proteico purificado o PPD) de M. tuberculosis en el antebrazo. Aquéllos con infección previa con M. tuberculosis desarrollan una reacción de hipersensibilidad retardada a los componentes antigénicos, la cual resulta en induración alrededor del sitio de inoculación. Por el método de Mantoux, se inyectan 5 unidades de tuberculina y 48-72 horas más tarde se lee el diámetro de la induración en mm. El punto de corte de induración depende del estado inmunológico del paciente y de la vacunación previa con bacilo Calmette-Guerin (BCG). Una prueba positiva (induracion=10-15mm), según el estado inmunológico del paciente o vacunación previa), sugiere infección con M. tuberculosis y riesgo de desarrollar la enfermedad. Las ventajas de la tuberculina son que la prueba es técnicamente sencilla de realizar, tiene una sensibilidad del 80% en individuos sin inmunosupresión aparente. La alta complejidad antigénica de la tuberculina compromete su especificidad, lo cual resulta en la posibilidad de presentar falsos-positivos en pacientes vacunados con BCG o en aquéllos expuestos a micobacterias ambientales. Esto la hace impráctica en la mayoría de los países donde la tuberculosis es endémica. Otras limitaciones incluyen los errores en la inoculación y en la lectura de la induración, la necesidad de dos visitas del paciente y en su pobre desempeño en pacientes con inmunodeficiencias.



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